El café no necesita que sepas, necesita que estés

Aquí, contigo.

Puntajes. Procesos. Descripciones raras. No conectar con las palabras.

es que esto del café es un microuniverso de la vida misma ¿no crees?

 

"Es que Mariana, no estás en lo que estás". Así me decía mi papá cuando me equivocaba y yo me molestaba muchísimo, ¡Qué tontera! ¿Cómo no voy a estar en lo que estoy si aqui estoy?

 

Pero tenía razón, no estaba.

 

No lo entendí en aquel momento, lo entendí con el café, años después

después de una carrera universitaria, 

después de haber pasado por problemas de salud muy fuertes,

después de hacer una especialidad de lo que por fin encontré que me gustaba

después de vivir en 5 ciudades y 3 países diferentes,

yo realmente no estaba en lo que estaba, y creo que era porque realmente no me encontraba.

 

Siempre digo que el café es mi más grande maestro, y lo sigo confirmando todos los días, 

y estar en lo que estoy es la lección MÁS GRANDE.

 

Esos 5 minutos en los que elijo qué café voy a tomar, selecciono como lo haré, lo muelo, caliento el agua, lo filtro, lo sirvo y lo pruebo, son 5 minutos que son solo míos. 

Incluso si es en una cafetería, 

o si me lo prepara alguien más

ese momento es para mi de introspección para saber qué me dice mi café hoy.

 

Y a ver, que no es que se me haya ido el rollo plebes, no. Sino que al ir hacia adentro puedo entender mejor por qué estoy donde estoy y si estoy en lo que estoy. 

 

No estar, sin querer, eso nos aleja de lo más importante: el disfrute.

Estar es una pausa honesta, el olor que te conecta con tu infancia,

el sabor que no sabes describir pero te hace sonreír.

¿ves por qué te digo que te habla?

 

El café no necesita que sepas, necesita que estés

 

En el café no hace falta “saber más” para sentir más.
No hay una manera correcta de saborear,
ni una única forma de prepararlo bien.

Tu taza es tuya.
Y lo que sientas cuando la tomas, está bien.

 

 

Aunque no sepas cómo se llama ese sabor,
aunque no entiendas qué es una fermentación,
aunque solo digas: “me gusta” o “me recuerda a algo”.

 

Porque te digo la neta, no necesitas nada para poder disfrutar el café, solo estar.

 

¿Y si soltamos la presión de “entender”?

¿Y si empezamos a vivir el café como algo sensorial, íntimo y libre?

 

El café puede ser muchas cosas:

compañía, pausa, ritual, juego, silencio.

 

No hace falta que se convierta en competencia.

 

Cuando el café se vive libre, se vuelve regalo

Te hace presente.

Te invita a observar.

A conectar contigo, con otros, con lo que hay.

 

Y eso —más allá de la variedad, el método o la puntuación—

es lo que verdaderamente transforma una taza en experiencia.

 

Tal vez no se trata de saber más.

Tal vez se trata de sentir mejor.

 

Y desde ahí, dejar que el café hable su propio idioma,

ese que no pasa por la lengua, sino por el corazón.

Mariana, tu #vaqueracafetera de confianza